
Transformar un territorio requiere algo más que buenas intenciones: requiere profundidad, escucha y una conexión real con las personas que lo habitan. En Raízes Desenvolvimento Sustentável creemos que ninguna transformación se produce de fuera hacia dentro. Por eso hemos desarrollado una metodología propia, basada en procesos colaborativos, adaptables y orientados a los resultados, tanto para nuestros clientes como para los beneficiarios de las iniciativas.
Esta metodología no está grabada en piedra. Nace y se transforma a partir de la experiencia de cada territorio, respetando su identidad, comprendiendo su potencial, escuchando su dolor y sus conocimientos, para construir realmente caminos y soluciones con quienes realmente conocen la tierra. Más que aplicar una fórmula, nuestro trabajo propone un proceso vivo que combina técnica, sensibilidad y colaboración.
He aquí cómo sucede en la práctica, desde el primer contacto hasta el legado que queda.
Diagnóstico e inmersión territorial
El punto de partida de la metodología de Raízes es la escucha. Antes de proponer cualquier acción, nos sumergimos en el territorio para conocer a fondo su realidad. Visitamos las comunidades, escuchamos a los residentes, identificamos a los líderes y recopilamos datos formales e informales. Es un momento de sensibilidad y presencia, en el que buscamos comprender no sólo los retos, sino también el potencial, las historias locales y la gente del territorio.
Este diagnóstico va mucho más allá de las cifras. Construye una base sólida de confianza y reconocimiento mutuo, que será esencial a lo largo de todo el proceso. A partir de esta inmersión, podemos elaborar un plan de acción realmente conectado con el contexto y respetuoso con los conocimientos locales. Aquí es donde la metodología empieza a tomar forma, moldeada por las voces del territorio.
Metodología creada conjuntamente con los agentes locales
Este diagnóstico va mucho más allá de las cifras. Construye una base sólida de confianza y reconocimiento mutuo, que será esencial a lo largo de todo el proceso. A partir de esta inmersión, podemos elaborar un plan de acción realmente conectado con el contexto y respetuoso con los conocimientos locales. Aquí es donde la metodología empieza a tomar forma, moldeada por las voces del territorio.
Metodología co-creada con los actores locales
Una vez trazadas las primeras capas del territorio, entramos en la fase de cocreación. Nuestros proyectos se cocrean con clientes y beneficiarios, siendo a menudo exactamente el puente entre empresas y comunidades.
Creemos que los proyectos sólo avanzan cuando los actores locales participan activamente en la construcción de soluciones. Por eso reunimos diferentes voces, como residentes, colectivos, organizaciones, empresas locales y otros agentes locales, en procesos creativos y participativos como talleres, mesas redondas y grupos de reflexión.
Ejecución
Esta fase es una de las más potentes de nuestra metodología, porque es donde se consolida la pertenencia. Cuando las personas reconocen sus contribuciones en cada etapa, el compromiso aumenta y las acciones se vuelven más relevantes y viables; cuando se producen disrupciones, se rompen paradigmas, surgen reconstrucciones y los resultados comienzan a materializarse, conectando con lo planificado, inspirando nuevas acciones y fomentando un círculo virtuoso en el proceso de desarrollo.
Además, este proceso activa las redes locales de colaboración y anima a las comunidades a asumir un papel protagonista, lo que contribuye directamente a la continuidad de los proyectos una vez finalizado nuestro trabajo directo.
Seguimiento y memoria
La última etapa de nuestra metodología es en realidad la que sustenta todo el proceso: el seguimiento y la construcción de la memoria del proyecto. Desde el principio, definimos indicadores de impacto y mecanismos de seguimiento junto con los agentes locales y los clientes. Estos datos nos permiten evaluar los progresos reales y orientar mejor las decisiones.
Pero más allá de las cifras, valoramos las historias, las lecciones aprendidas y las conexiones establecidas. Construimos memorias compartidas, registramos el viaje y sistematizamos las experiencias para que puedan inspirar nuevas acciones, en ese territorio o en otros. Esta práctica fortalece el legado del proyecto y permite que los frutos de la metodología sigan cosechándose en el futuro, incluso después de que nuestro ciclo de acción haya terminado.
La metodología Raízes es ante todo una forma de caminar juntos. Nace en el territorio, se construye con la gente y se adapta a medida que aprendemos, ajustamos y profundizamos nuestros vínculos. Lo que entregamos al final de cada viaje no es sólo un informe o un conjunto de acciones implementadas, sino un proceso vivo que fortalece las capacidades locales, genera un impacto real e inspira transformaciones duraderas.
Es esta combinación de escucha, cocreación, atención, práctica y memoria lo que hace que nuestra metodología sea especial. Y es lo que garantiza resultados más sólidos, humanos y alineados con el futuro que queremos construir: más justo, más diverso y más sostenible.
¿Te identificas con nuestro propósito y crees que nuestros servicios pueden ayudarte a ti y a tu organización a conseguir el impacto que deseáis? Ponte en contacto.
LEE TAMBIÉN: ¿Quién es Raízes en el ecosistema de impacto?