Realizar proyectos exige cada vez más medir y evaluar el impacto de su ejecución. No basta con contar el número de acciones realizadas, cuántas personas participaron o cuántas horas técnicas se dedicaron. Es esencial tener una idea más amplia de la importancia de los resultados conseguidos por el proyecto.
Los resultados deben mostrarse de forma tangible a las partes interesadas, traduciéndolos en medidas que muestren la dimensión real de las repercusiones de las acciones.
Las cifras y las pruebas deben reflejar las repercusiones de los esfuerzos, no solo la cantidad de esfuerzo invertido. Y este es el tema de nuestro vídeo de hoy. Véalo a continuación, y luego vuelva a leer el texto, ya que tenemos contenidos complementarios (en portugués).
Medición basada en la escucha y la retroalimentación
A la hora de planificar un proyecto, es esencial no centrarse únicamente en los resultados inmediatos, como “celebrar tantos talleres” o “formar a tantas personas”. La medición debe tener en cuenta los cambios que estas actividades aportarán a las personas, la comunidad, la región o incluso el territorio en el que se trabaja.
En los proyectos de formación, por ejemplo, empezamos por estructurar temas como el espíritu empresarial y los negocios, recogiendo siempre la opinión de los beneficiarios y clientes. Esta información es esencial para ajustar las siguientes fases y adaptar los enfoques en función del perfil de los interesados. La medición del impacto va más allá de las cifras e incluye también la calidad de la participación y la percepción de los beneficiarios sobre la relevancia de los temas abordados.
Cada fase de un proyecto cuenta con métricas específicas, ya sean cualitativas o cuantitativas, que ayudan a evaluar la consecución de los objetivos propuestos. Además de indicadores como el interés, la participación y el compromiso, la calidad de la participación y las opiniones de los beneficiarios, complementan los análisis de forma cualitativa. La medición debe adaptarse al perfil de los beneficiarios, ya se trate de una empresa B2B, B2C o mixta, y a la fase en que se encuentre la empresa.
Retrato de la Organización
Una herramienta útil en este proceso es el “Retrato de la Organización”, que evalúa el estado de una empresa en seis dimensiones: Estructura y Gobernanza, Personas, Comunicación y Mercado, Procesos, Productos y Servicios, y Desarrollo Local. Cada una de estas dimensiones puede tener métricas específicas, adaptadas al perfil del proyecto y de los beneficiarios. Este cuadro se aplica al principio y al final del proyecto, lo que permite una comparación clara a lo largo del tiempo.
Para que esta medición del impacto funcione correctamente, es esencial establecer sistemas y rutinas que permitan a los equipos contribuir de forma coordinada. Esto permite medir tanto los impactos aislados (de cada acción o proyecto) como los impactos globales y acumulativos (considerando todos los negocios y clientes atendidos).
La Inteligencia Artificial también puede ser un poderoso aliado en la medición del impacto. Seguimos aprendiendo e incorporando nuevas tecnologías para mejorar nuestros procesos de medición y así conocer en profundidad el impacto de Raízes en el mundo.
El compromiso con la mejora continua es, ante todo, un ejercicio de humildad. Medir el impacto nos ayuda a comprender mejor nuestro papel y a mejorar constantemente nuestras prácticas, con el objetivo de lograr un impacto positivo y duradero.
El texto anterior ha sido escrito por Lucila Egydio, nuestra directora de proyectos y consultora de sostenibilidad.