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Vivimos en un mundo cada vez más digital. Desde la pandemia, hemos aprendido a conectarnos a través de pantallas, y esto ha traído innumerables ventajas: más autonomía, menos desplazamientos, reducción de costes e incluso un menor impacto medioambiental. En nuestros proyectos, esta flexibilidad permite que personas de distintas regiones colaboren sin barreras geográficas, facilitando los procesos y optimizando los recursos.
Pero hay algo que lo digital no puede sustituir por completo: el poder del cara a cara. Es en las reuniones cara a cara donde fortalecemos las conexiones profundas, creamos confianza y reforzamos el sentimiento de pertenencia. La presencia física permite el intercambio espontáneo, las ideas que surgen mientras se toma un café, los gestos que muestran apoyo y la energía colectiva que motiva y compromete.
En Raízes, entendemos que las reuniones estratégicas marcan la diferencia, tanto en la gestión interna como en los proyectos con beneficiarios, clientes y socios. Más que reuniones, son momentos de alineación, co-creación y fortalecimiento de las relaciones que sustentan nuestro trabajo. Y recientemente, hemos tenido dos reuniones que refuerzan esta importancia.
Raízes Inmersión 2025: planificación y conexión junto al mar
Entre los días 5 y 8 de febrero, reunimos a nuestro equipo permanente, gerentes y consultores en Porto Seguro, Bahía, para una intensa inmersión. Fueron cuatro días dedicados a la planificación estratégica para 2025, debates sobre innovación, automatización y gestión, así como a la creación de contenidos que se compartirán en los próximos meses. Cada conversación ayudó a perfilar el camino que queremos seguir, garantizando que nuestras acciones estén alineadas con los valores y la misión de Raízes.
Y, por supuesto, hubo tiempo para estrechar lazos fuera de la sala de reuniones. Entre la playa, la piscina y una visita a laAldeia Indígena Pataxó Juerana – beneficiaria de la 2ª edición de los programas de tutoría de CI-Brasil para pequeñas empresas – experimentamos lo que creemos en la práctica: construir colectivamente es más poderoso cuando estamos juntos. Estos momentos informales son tan valiosos como las discusiones estructuradas, ya que nos permiten vernos no sólo como profesionales, sino como personas que comparten un propósito común.
Echa un vistazo a algunos de estos momentos en nuestro último vídeo en las redes sociales.
Reunión de clausura de la 2ª edición del Programa de tutoría para pequeñas empresas de CI-Brasil
En la misma semana, otro encuentro cara a cara reafirmó la importancia de estas conexiones. El evento de clausura de la 2ª edición de las Mentorías para Pequeñas Empresas de CI-Brasil reunió a representantes de las 20 empresas apoyadas, socios de Futuri y nuestro equipo representado por Tauana Costa, creando un espacio de intercambio y aprendizaje. Fueron días de ricas conversaciones, donde cada empresa pudo compartir sus logros y desafíos, fortaleciendo aún más la red de apoyo y colaboración.
Y para cerrar este viaje con broche de oro, visitamos el Archipiélago de Abrolhos, donde la conexión con la naturaleza se combinó con la conexión entre las personas. La experiencia reforzó el impacto del proyecto y la importancia del trabajo colectivo. Estos momentos de celebración y reconocimiento son clave para renovar energías y avanzar con mayor motivación y claridad.
Pronto compartiremos más detalles sobre los resultados de esta iniciativa.
El equilibrio entre lo digital y lo presencial
La tecnología es una gran aliada en nuestra rutina. Nos permite trabajar a distancia, reducir los desplazamientos y hacer más eficientes los procesos. Pero, al mismo tiempo, entendemos que las reuniones cara a cara son insustituibles para construir relaciones sólidas e impulsar cambios reales. Son espacios de intercambio profundo, donde se fortalece la pertenencia y las ideas cobran vida de un modo distinto a lo que ocurre en el entorno virtual.
El secreto está en el equilibrio. Seguimos valorando lo digital por su practicidad, pero sin renunciar al poder del cara a cara. Al fin y al cabo, es en este encuentro -entre miradas, gestos y conversaciones espontáneas- donde se producen las conexiones más significativas.