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Fijación de precios ética en la COP30: ¿y si el precio justo fuera una elección colectiva?

Por 29 de June de 2025July 14th, 2025Artículos, Artigos

Durante una clase sobre fijación de precios en el curso de alojamiento a domicilio de la COP30 en Belém -ofrecido por Raízes en colaboración con Diaspora.Black y dirigido a 50 residentes de la ciudad- me encontré con un debate intenso y revelador. En medio de hojas de cálculo, cálculos y definiciones de márgenes de beneficio, surgió la pregunta que aún resuena: ¿qué es un precio justo?

En las últimas semanas, la cuestión ha ocupado titulares internacionales. La especulación inmobiliaria y los abusivos precios de los alojamientos para el evento han generado incluso una crisis diplomática. Las delegaciones extranjeras han advertido de que los precios aplicados podrían dejar vacía la COP30, comprometiendo la participación de las organizaciones de la sociedad civil y de los países en desarrollo. Como muestra el reportaje de GloboNews, se trata de una preocupación real y urgente. También merece la pena leer el artículo de Capital Reset/UOL, que profundiza en el debate.

Fue en este contexto en el que propuse a los estudiantes un enfoque más ético y estratégico para fijar el precio de sus propiedades. Al fin y al cabo, estamos hablando de personas reales, con sueños y facturas que pagar, pero también de un acontecimiento mundial que moviliza causas medioambientales y sociales urgentes.

Fijar precios es más que calcular

 

Sada vez que enseño sobre fijación de precios, mi primera preocupación es aclarar los conceptos básicos: costes fijos, costes variables, umbral de rentabilidad, margen de beneficio. Es esencial enseñar a identificar estos valores dentro de cada tipo de negocio y contrastarlos con un estudio de mercado bien hecho. Pero también es esencial recordar que la fijación de precios no es sólo un ejercicio de números, sino también una cuestión de valores.

El precio que ponemos a nuestro trabajo dice mucho de cómo lo vemos. Cuando alguien no valora su propio esfuerzo, tiende a reducir márgenes o ignorar costes importantes, lo que puede llevar a un negocio financieramente inviable.

¿Es el cielo el límite? ¿O el sentido común?

Durante el curso, observamos una tendencia alarmante: precios desorbitados para propiedades sencillas, con propietarios que quieren ganar en doce días lo que quizá no ganen en cinco años. Entiendo la oportunidad, porque realmente es un acontecimiento único, pero ¿merece la pena jugárselo todo?

 

SSalí de clase con varias preguntas en la cabeza. ¿Cómo debemos incluir en el cálculo del precio las inversiones en mobiliario, estructura y mejoras que durarán más allá del COP30? ¿Debemos diluir estos costes en el tiempo o repercutirlos íntegramente a los invitados al evento? Y los gastos mensuales -como electricidad, agua, internet-, ¿deben dividirse por 12 días o por todo el mes?

Estas preguntas no tienen respuestas únicas. Pero creo que una fijación de precios consciente debería tener en cuenta

  • Coste real + estrategia a largo plazo: las inversiones en sábanas y toallas, por ejemplo, deberían repartirse en más de un alquiler.
  • Transparencia en las facturas: gastos como internet, energía y agua pueden repartirse en proporción a los días de estancia.
  • Estudio de mercado con ojocrítico: mirar los precios que se cobran, sí, pero también el perfil del público y su capacidad de pago.
  • Un precio justo es distinto de un precio bajo: la calidad, el confort y la experiencia pueden justificar un precio superior, siempre que esté respaldado por la ética, la empatía y una comunicación clara.

Aprendizaje colectivo

Para mí, la fijación de precios es un proceso vivo. En cada clase, en cada sesión de tutoría, aprendo junto con los empresarios. La COP30 aportó una nueva capa a este debate: el reto de equilibrar las oportunidades, la justicia y la sostenibilidad.

Es posible ganar dinero con dignidad. Es posible emprender con propósito. Y es posible formar parte de un acontecimiento como la COP30 sin caer en la trampa del beneficio a cualquier precio.

Si eres anfitrión o anfitriona en Belém, aquí tienes una invitación: reconsidera tus precios. Y más que eso, piense en el impacto que su elección puede tener, no sólo en su bolsillo, sino en la imagen de la ciudad, el éxito del evento y el legado que puede dejar.

Por Cláudia Gonçalves

 

Foto: Barbara Ataide