
Frente a los retos socioambientales a los que nos enfrentamos globalmente, los caminos regenerativos están demostrando ser más que una tendencia: son una llamada urgente a repensar nuestras formas de existir, producir y relacionarnos con el planeta. En Raízes creemos que el conocimiento es una de las claves de esta transformación, por eso nos hemos sumergido en diferentes voces y experiencias que están construyendo futuros más vivos, inclusivos y sostenibles.
Como parte de nuestra serie especial sobre regeneración, hablamos con Paco Briseño, uno de los nombres más inspiradores en el campo del liderazgo regenerativo en América Latina. Cofundador de de la Red Regenerativa y CoRe EcoRed ODIs, Paco se mueve con fluidez entre el mundo empresarial y la sabiduría de los sistemas vivos. Ingeniero industrial de formación y mentor por vocación, acompaña a líderes y agentes de cambio en profundos viajes de reconexión con el propósito, rediseño organizativo y transformación personal y colectiva.
Vea la entrevista a continuación:
Raizes DS : ¿Cómo empezó su camino hacia la regeneración?
Paco Briseño : Mi camino empezó a partir de una herida y una intuición. Sentía que algo estaba roto, en el mundo, en las organizaciones y en mí mismo. Todo cambió cuando me di cuenta de que regenerar no es sólo restaurar lo dañado, sino recordar lo sagrado.
Empecé en un territorio tan árido como la transformación digital en los procesos de recursos humanos y fue precisamente ahí donde algo se rompió: el sistema no estaba vivo, o no del todo. Vivíamos dentro de una máquina.
El coaching, el contacto con la naturaleza y los encuentros con comunidades vivas reavivaron una llama que ahora guía cada uno de mis pasos. Trabajar con la innovación social fue una enorme fuente de aprendizaje, pero hasta que no me di cuenta de que la naturaleza era la respuesta -y quizá también la pregunta- no sentí que mi camino regenerativo comenzaba de verdad.
R: ¿Qué significa regeneración más allá del aspecto técnico?
PB: Es una forma de vivir en comunión. Una danza continua entre dar y recibir.
Regenerar es reencantar la vida, volver a ver lo invisible: las relaciones, la energía sutil, el misterio que nos atraviesa.
Es amar el mundo lo suficiente como para permitir que nos transforme desde la raíz.
R: ¿Qué es lo que más ha aprendido de vivir con comunidades regenerativas?
PB: Humildad radical. He aprendido que no somos nosotros quienes “traemos” la regeneración, sino quienes aprenden a escuchar cómo se produce.
(Estas comunidades) me han enseñado a ir más despacio, a respetar los ciclos, a confiar en la vida como maestra. La regeneración no siempre exige que hagamos más, sino que seamos diferentes.
R: ¿Cuáles son las prácticas urgentes en los territorios en los que trabaja?
PB: Sanar lazos: entre personas, entre generaciones y con los propios territorios. Es hora de reencontrarse con los ríos, la comida y las historias compartidas.
De promover una educación viva, una escucha profunda y un diseño que brote del alma de cada lugar, no de la obligación, sino del amor radical.
R: ¿En qué se diferencia la regeneración de la conservación o la sostenibilidad tradicional?
PB: Conservar es proteger. Sostener es mantener.
Regenerar es participar activamente en el florecimiento de la vida. No se trata sólo de buscar el equilibrio, sino de crear las condiciones para que la vida se renueve, se multiplique y nos invite de nuevo a su danza sagrada.
R: ¿Puede compartir algún ejemplo de proyecto transformado por la regeneración?
PB: En la Regenerators Academy hemos visto a personas rediseñar no sólo sus proyectos, sino también sus propias vidas, inspirándose en los principios regenerativos. Recuperan su propósito, vuelven a conectar con la Tierra y con lo esencial.
Un caso que me toca profundamente el corazón es Cañadas Bosque de Niebla, en Huatusco, Veracruz. Es una comunidad viva que protege y regenera un bosque de niebla, reforesta, cuida las semillas y crea modelos educativos para niños, jóvenes y adultos, basados en la agroecología y la cooperación.
Siembran, cosechan y cocinan con amor. Es, sin duda, mi lugar favorito para comer en el mundo. Este proyecto es un ejemplo vivo de cómo florece la vida cuando la organización humana se pone al servicio de la tierra.
R: ¿Cómo refuerza la regeneración las identidades culturales y los conocimientos ancestrales?
PB: Porque reconoce que la sabiduría no sólo está en los libros. También se canta, se planta, se teje y se baila.
La regeneración honra la memoria viva de los pueblos y sus gentes, y crea un espacio para que estas voces -tan a menudo silenciadas- vuelvan a habitar el presente.
R: ¿Es posible hablar de regeneración en contextos urbanos?
PB: Sí. La ciudad también es tierra, historia y posibilidad. Hay micorrizas humanas, redes vecinales, huertos, arte callejero y educación transformadora. Una ciudad regeneradora no se mide por la cantidad de verde, sino que se siente en el alma de quienes la habitan.
Me encanta ver esas florecillas que crecen en el asfalto y que nos hablan de esperanza.
R: ¿Es posible regenerar el suelo sin regenerar los vínculos?
PB: No. La tierra se puede curar con abono, sí, pero también necesita afecto, presencia y confianza.
Lo mismo ocurre con los vínculos: requieren un cuidado constante. Regenerar es siempre un gesto de relación, de recordar que formamos parte del mismo humus. La regeneración se alimenta de relaciones, ciclos y patrones.
R: ¿Qué le entusiasma y qué le preocupa del hecho de que la regeneración se esté convirtiendo en tendencia?
PB: Me anima ver que volvemos a hablar de la vida y que cada vez más gente escucha esta llamada.
Lo que me preocupa es que pierda su sentido, que se convierta en simple marketing sin alma. Pero confío en que la vida, como el agua, siempre encuentra una grieta por la que brota la verdad. Incluso pienso en algo tan contradictorio como la Coca-Cola: está hecha de agua -ese bien sagrado- aunque esté cubierta de azúcar y aditivos. Si aprendemos a mirar más allá de la superficie, podemos recordar que lo esencial sigue latiendo, a la espera de volver a su curso natural.
R: ¿Cómo podemos evitar una apropiación superficial del término “regeneración”?
PB: Viviendo la práctica. Que la regeneración no sea sólo un bonito discurso, sino una presencia encarnada. Requiere cuerpo, corazón, comunidad y mucha paciencia para resistirse a las prisas y recordar que lo profundo se cultiva lentamente.
Yo y las comunidades con las que camino cultivamos el desarrollo interior como práctica para mantener la coherencia. Si no nos regeneramos desde dentro -individual y colectivamente- será difícil hacerlo desde fuera.
R: ¿Cuáles son los errores más comunes en los proyectos regenerativos?
PB: Tratar de imponer modelos, olvidarse de escuchar al territorio, descuidar los vínculos humanos. Confundir hacer con crear las condiciones para que la vida se produzca. La regeneración no es una receta. Es un proceso vivo y, por tanto, requiere atención y humildad.
R: ¿Qué papel desempeñan el arte, la espiritualidad y la escucha en la regeneración?
PB: Son el humus invisible. El arte nos conecta con lo bello, la espiritualidad con lo eterno y la escucha con lo que aún no se ha dicho.
Sin ellos, la regeneración es sólo técnica. Con ellos, es renacimiento.
R: ¿Qué semilla plantaría en cada lugar?
PB: Una semilla de confianza radical en la vida. Que cada persona recuerde que forma parte de ella, que nunca ha estado separada. Que somos tierra caminando, agua sintiendo, fuego creando, aire soñando.
Una semilla que susurra: “Florece, no estás solo”.
R: ¿Cuál es hoy su utopía regenerativa?
PB: Una humanidad reconciliada con la Tierra.
Organizaciones que crecen como bosques diversos, donde el cuidado es el principio rector. Niños que aprenden de sus abuelos y abuelos que aprenden de sus hijos. Economías que sanan.
Durante esta conversación con Paco Briseño, nos dimos cuenta de que regenerar no es sólo transformar las prácticas, sino también las perspectivas, las relaciones y los ritmos. Significa dejarse tocar por una escucha más profunda, por una confianza radical en la vida y por un deseo genuino de caminar juntos con humildad y presencia.
En el horizonte de Paco hay una utopía palpitante: 10.000 millones de seres humanos floreciendo en comunión con todas las formas de vida, regenerando juntos el equilibrio sagrado de la Tierra.
Y con este sueño colectivo, con el corazón abierto para seguir caminando, sembrando y aprendiendo, codo con codo, terminamos esta entrevista.